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Youth

  • Emiliano Mora Barajas
  • 16 may 2016
  • 1 Min. de lectura

Hay un Olimpo, llamado los Alpes Suizos, en donde los más divinales hombres vacacionan. Ahí, el compositor retirado, Fred Ballinger dirige una orquesta un tanto singular compuesta por una docena de vacas que interpreta con habilidad el cencerro, dos o tres parvadas de pájaros y una miríada de árboles encargada, como siempre, de la armonía. La naturaleza es una excelente maestra, un cúmulo de lecciones inservibles. Y parece que el hombre, su alumno necio, su dolor de cabeza, insiste en querer aprender algo del tiempo (obvio esto no va con la intención de descalificar la ciencia). Youth (2016) de Paolo Sorrentino es un esforzado retrato de que entre generación y generación no hay aprendizaje. Una realidad del espacio-tiempo es que siempre es virgen y nuevo, cada momento irrepetible. Puedes tener la carrera más reconocida como director de cine y considerarte un extra. Puedes ser una leyenda del deporte pero aún estar preocupado por el futuro. Recuerdo unos versos de Lorca “El sueño va sobre el tiempo...” y “El tiempo va sobre el sueño...”. Nuestra naturaleza psíquica se enreda con la realidad y no podemos dejar de frustrarnos o de inventarnos objetivos, o de simplemente sentirnos apáticos. El olor de un perfume disuelto hace ya mucho no deja de guiarnos. Y somos la especie, la única, que vive inmersa por la nostalgia. Para contarlo, para entenderlo, habrá que hablar y escuchar, pero nunca jamás podremos transmitir del todo nuestra experiencia. Así que aquí te dejo un poco de esta inocencia eterna llamada juventud y ojalá encuentres alguna manera para disfrutarla.


 
 
 

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